Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece por siempre.  Porque toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como la flor de la hierba.  La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece por siempre: Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido predicada.