Y VI un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano.  Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años.  Y le arrojó al abismo, y le encerró, y selló sobre él; porque no engañase más a las naciones hasta que los mil años fuesen cumplidos, y después de esto, es necesario que sea desatado por un poco de tiempo.  Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado el juicio: y vi las almas de los que habían sido degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni a su imagen, y que no habían recibido su marca en sus frentes, ni en sus manos; y vivieron, y reinaron con Cristo mil años.  Empero los demás muertos no tornaron a vivir, hasta que fueron cumplidos los mil años. Esta es la primera resurrección.  Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección: la segunda muerte no tiene potestad sobre los tales: antes serán sacerdotes de Dios, y de Cristo, y reinarán con él mil años.