NUESTRA CREENCIA ESTÁ BASADA EN ESTAS VERDADES QUE SE ENCUENTRAN EN LAS ESCRITURAS
Creemos en:
Las Escrituras Inspiradas
La Biblia es la Palabra inspirada de Dios, una revelación de Dios al hombre. Es una vida de fe y conducta viva, infalible y eterna, y es superior a la conciencia y la razón.
(2 Timoteo 3:15-17; 1 Pedro 1:23-25; Hebreos 4:12)
Y que desde la niñez has sabido las sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda Escritura es dada por inspiración de Dios, y es útil para doctrina, para redargüir, para corregir, para instrucción en justicia, Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente aparejado para toda buena obra.
Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece por siempre. Porque toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como la flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece por siempre: Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido predicada.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más aguda que toda espada de dos filos; y que penetra hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas, y tuétanos, y que discierne los pensamientos, y las intenciones del corazón.
La Deidad
Nuestro Dios es uno, pero manifiesto en tres Personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, siendo iguales.
(Deuteronomio 6:4; Filipenses 2:6)
Oye, Israel: el SEÑOR nuestro Dios, el SEÑOR uno es.
El cual siendo en forma de Dios, no pensó robo el ser igual a Dios.
Dios Padre
Dios el Padre es el Expedidor (Dador) de la Palabra (Logos) y el Progenitor.
(Juan 14:28, 16:28, 1:14)
Habéis oído cómo yo os he dicho: Voy, y vengo otra vez a vosotros. Si me amaseis, ciertamente os regocijaríais, porque he dicho que voy al Padre; porque mi Padre mayor es que yo.
Salí del Padre, y he venido al mundo: otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.
Y la Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Dios Hijo
El Hijo es la Palabra en carne, el Unigénito, y ha existido con el Padre desde el principio.
(Juan 1:1, 18, 14)
En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios.
Nadie jamás ha visto a Dios; el unigénito Hijo que está en el seno del Padre, él lo ha declarado.
Y la Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Dios Espíritu Santo
El Espíritu Santo procede de los dos, del Padre y del Hijo, y es eterno.
(Juan 14:16, 15:26)
Y yo rogaré al Padre, el cual os dará otro Consolador para que more con vosotros por siempre.
Empero cuando viniere el Consolador, el cual yo os enviaré del Padre, es a saber, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí.
El Hombre, Su Caída y Redención
El hombre es un ser creado, hecho en la imagen y semejanza de Dios, pero a través de la transgresión y caída de Adán, el pecado entró al mundo. La Biblia dice en Romanos 3:23, “…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,” y en Romanos 3:10, “…no hay justo, ni aun uno.” Jesucristo, el Hijo de Dios, fue manifestado para deshacer las obras del diablo y dio Su vida y derramó Su sangre para redimir y restaurar al hombre de regreso a Dios.
Mas reinó la muerte desde Adam hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado en la semejanza de la transgresión de Adam, el cual es figura de aquél que había de venir.
El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para que destruya las obras del diablo.
La salvación es un don de Dios al hombre, separado de las obras y de la Ley. Esta salvación opera por gracia a través de la fe en Cristo Jesús, produciendo obras aceptables a Dios.
Porque por gracia sois salvos por la fe, y esto no de vosotros, es el don de Dios: No por obras, para que nadie se gloríe. Porque hechura suya somos, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó antes para que anduviésemos en ellas.
Vida Eterna y Nuevo Nacimiento
El primer paso del hombre para salvación es la pena piadosa que obra arrepentimiento. El nuevo nacimiento es necesario para todo hombre (y mujer), y cuando se experimenta, produce vida eterna.
(2 Corintios 7:10; Juan 3:3-5; 1 Juan 5:12)
Porque la tristeza que es según Dios, obra arrepentimiento para la salvación, de la cual nadie se arrepiente; más la tristeza del mundo obra la muerte.
Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer, siendo viejo? ¿puede entrar segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
La Cena del Señor
Y habiendo dado gracias lo partió y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí. Asimismo, tomo también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo testamento en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y así coma de aquel pan, y beba de aquella copa.
La Promesa del Padre
Todos los creyentes tienen derecho, y deben esperar y buscar fervientemente, la promesa del Padre, el Bautismo en el Espíritu Santo, de acuerdo con el mandato de nuestro Señor Jesucristo.
(Lucas 24:49; Hechos 1:4-5, 2:38)
Y, he aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; mas vosotros quedaos en la ciudad de Jerusalem, hasta que seáis investidos de poder de lo alto.
Y estando reunidos con ellos, les mandó que no se fuesen de Jerusalem, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, dice él, oísteis de mí. Porque Juan a la verdad bautizó en agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de éstos.
Entonces Pedro les dijo: Arrepentíos, y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para remisión de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Con ello viene la investidura de poder para la vida y el servicio, el otorgamiento de los dones y sus usos en la obra del ministerio.
(Hechos 1:8; 1 Corintios 12)
Mas recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo: y me seréis testigos no sólo en Jerusalem, sino también en toda Judea, y Samaria y hasta lo último de la tierra.
1 Corintios 12
Esta experiencia maravillosa es distinta y viene posteriormente a la experiencia del nuevo nacimiento.
(Hechos 2:38, 10:44-46, 11:14-16)
Entonces Pedro les dijo: Arrepentíos, y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para remisión de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Estando aún hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían la palabra. Y se espantaron los creyentes que eran de la circuncisión, que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían hablar en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces Pedro respondió:
El cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. Y como comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como también sobre nosotros al principio. Entonces me acordé de la palabra del Señor, como él dijo: Juan ciertamente bautizó en agua; mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
Bautismo en Agua
La ordenanza del bautismo por el morir con Cristo debe cumplirse como está escrito en las Escrituras por todos aquellos quienes verdaderamente se han arrepentido y que verdaderamente han creído en sus corazones en Cristo Jesús como Señor y Salvador. Practicando el bautismo en agua, declaran al mundo que han muerto con Jesús y que también han sido resucitados con El, a caminar en la nueva vida.
(Mateo 28:19; Romanos 6:4; Colosenses 2:12; Hechos 8:36-39)
Por tanto id, enseñad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Porque somos sepultados con él en la muerte por el bautismo, para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
Sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también resucitasteis con él por la fe de la operación de Dios, que le resucitó de los muertos.
Y yendo por el camino, vinieron a cierta agua; y le dijo el eunuco: He aquí agua, ¿qué impide que yo sea bautizado? Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondió él y dijo: Yo creo que Jesu Cristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos en el agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó. Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y no le vio más el eunuco; y se iba por su camino gozoso.
La siguiente recomendación acerca de la fórmula del bautismo en agua es adoptado; es decir: “Por la confesión de su fe en el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, y por Su autoridad, yo lo bautizo en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.”
Bautismo en el Espíritu Santo
El bautismo en el Espíritu Santo y fuego es un don de Dios como fue prometido por el Señor Jesucristo a todos los creyentes en esta dispensación y es recibido posteriormente al nuevo nacimiento. Esta experiencia es acompañada por evidencia inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu Santo Mismo nos guía.
(Mateo 3:11; Juan 14:16-17; Hechos 1:8, 2:38, 19:1-7, 2:1-4)
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene en pos de mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; él os bautizará con el Espíritu Santo, y con fuego.
Y yo rogaré al Padre, el cual os dará otro Consolador para que more con vosotros por siempre; es a saber, al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir; porque no le ve, ni le conoce; mas vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y será en vosotros.
Mas recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo: y me seréis testigos no sólo en Jerusalem, sino también en toda Judea, y Samaria y hasta lo último de la tierra.
Entonces Pedro les dijo: Arrepentíos, y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesu Cristo para remisión de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Y ACONTECIÓ, que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, habiendo pasado por las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando ciertos discípulos, Díjoles: ¿Habéis recibido al Espíritu Santo desde que creísteis? Y ellos le dijeron: Antes ni aun hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces les dijo: ¿En qué pues habéis sido bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Y dijo Pablo: Juan en verdad bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, es a saber, Cristo Jesús. Y habiendo oído esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y cuando Pablo les puso las manos encima, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas, y profetizaban. Y eran los varones todos como doce.
Y CUANDO se cumplió el día de Pentecostés, estaban todos unánimes en un mismo lugar. Y de repente vino un sonido del cielo como de un viento muy recio que venía con ímpetu, el cual hinchió toda la casa donde estaban sentados. Y se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego, y se asentó sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen.
Santificación
La Biblia nos enseña que sin santidad ningún hombre puede ver al Señor. Creemos en la Doctrina de la Santificación como definitiva, sin embargo, trabajo progresivo de gracia, empezando en el tiempo de la regeneración y continuando hasta la consumación de la salvación en el regreso de Jesús.
(Hebreos 12:14; 1 Tesalonicenses 5:23; 2 Pedro 3:18; 2 Corintios 3:18; Filipenses 3:12-14, 1 Corintios 1:30)
Seguid la paz con todos; y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Y el Dios de paz os santifique enteramente; y que todo vuestro espíritu, y alma y cuerpo sean preservados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesu Cristo.
Mas creced en la gracia, y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesu Cristo. A él sea gloria ahora, y por siempre. Amén.
Empero nosotros todos, con cara descubierta, mirando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor.
No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto: mas yo prosigo para que aprehendiere aquello por lo que yo soy también aprehendido de Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haber aprehendido: empero una cosa hago, olvidando las cosas que quedan atrás, y extendiéndome a las cosas que están delante, prosigo hacia el blanco, por el premio de la alta vocación de Dios en Cristo Jesús.
De él empero sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justicia, y santificación, y redención.
Sanidad Divina
La sanidad es para enfermedades físicas del cuerpo humano y es causado por el poder de Dios a través de la oración de fe, y por la imposición de manos. Es proveído en la expiación de Cristo, y es un privilegio de cada miembro de la Iglesia, hoy en día.
(Santiago 5:14-15; Marcos 16:18; Isaías 53:4-5; Mateo 8:17; 1 Pedro 2:24)
¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame a los ancianos de la iglesia, y oren sobre él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor; Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados.
Alzarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará: sobre los enfermos pondrán las manos, y sanarán.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su herida somos nosotros sanados.
Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, diciendo: El mismo tomó nuestras flaquezas, y llevó nuestras enfermedades.
El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados.
Resurrección de los Justos y el Regreso del Señor
Los ángeles dijeron a los discípulos de Jesús en Hechos 1:11, “…este mismo Jesús, que ha sido tomado arriba de vosotros al cielo, así vendrá, como le habéis visto ir al cielo.” Su venida es inminente. Cuando El venga, “y los muertos en Cristo resucitaran primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire…”
Porque el Señor mismo con clamor, y con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero: Después nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor.
Después de la Tribulación, El regresara a la tierra como Rey de reyes, y Señor de señores, y junto con Sus santos, quienes serán reyes y sacerdotes; El reinará mil años.
(Apocalipsis 5:10, 20:6)
Y nos has hecho para nuestro Dios, reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección: la segunda muerte no tiene potestad sobre los tales: antes serán sacerdotes de Dios, y de Cristo, y reinarán con él mil años.
Infierno y Retribución Eterna
Aquel quien físicamente muere en sus pecados sin aceptar a Jesús está perdido eternamente y sin esperanza en el lago de fuego y, por lo tanto, no tiene más oportunidad de escuchar el Evangelio o arrepentirse. El lago de fuego es literal. Los términos “eterno” y “para siempre,” usados en describir la duración del castigo de los condenados en el lago de fuego, llevan el mismo pensamiento y significado de existencia sin fin como es usado en denotar la duración del gozo y el éxtasis de los santos en la Presencia de Dios.
(Hebreos 9:27; Apocalipsis 19:20)
Y de la manera que está establecido a los hombres que mueran una vez; y después de esto el juicio.
Y la bestia fue presa, y con ella el falso profeta, que había hecho los milagros en su presencia, con los cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y a los que adoraron su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo con azufre.
La Iglesia
La iglesia es el cuerpo de Cristo, la habitación de Dios a través del Espíritu, con citas divinas para el cumplimiento de su gran comisión. Cada creyente, nacido del Espíritu, es una parte integral de la asamblea general y la iglesia del primogénito, cuyos nombres están escritos en el Cielo.
(Efesios 1:22-23, 2:19-22; Hebreos 12:23)
Y sujetó todas las cosas debajo de sus pies, y diólo por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquél que hinche todas las cosas en todos.
Así que ya no sois advenedizos y extranjeros, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios; Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, Jesu Cristo mismo siendo la principal piedra del ángulo: En el cual todo el edificio, bien trabado consigo mismo, crece para ser templo santo en el Señor: En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en el Espíritu.
A la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están escritos en el cielo, y a Dios el juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos.
Prosperidad Total
- Espiritual
(3 Juan 1:2; 2 Corintios 5:17-21)
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas cosas, y que tengas salud, así como tu alma está en prosperidad.
De manera que, si alguno es en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas son pasadas; he aquí, todas las cosas son hechas nuevas. Y todas las cosas son de Dios, el cual nos ha reconciliado consigo mismo por Jesu Cristo, y nos ha dado el ministerio de la reconciliación. Es a saber, Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo consigo mismo, no imputándoles sus pecados, y ha entregado a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que embajadores somos de Cristo, como si Dios os rogase por nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Porque a él que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
- Mental
(2 Timoteo 1:7; Romanos 12:2; Isaías 26:3)
Antes estando él en Roma, me buscó diligentemente, y me halló.
Y no os conforméis a este mundo; mas transformaos por la renovación de vuestra mente, para que probéis cuál sea la buena, y agradable y perfecta voluntad de Dios.
Tú le guardarás en perfecta paz, cuya mente en tí persevera; porque en tí se ha confiado.
- Física
(Isaías 53:4-5; Mateo 8:17; 1 Pedro 2:24)
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su herida somos nosotros sanados.
Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, diciendo: El mismo tomó nuestras flaquezas, y llevó nuestras enfermedades.
El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados.
- Financiera
(Malaquías 3:10-11; Lucas 6:38; 2 Corintios 9:6-15; Deuteronomio 28:1-14)
Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el SEÑOR de los ejércitos, si no os abriré las ventanas del cielo, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Increparé también por vosotros al devorador, y no os corromperá el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el campo abortará, dice el SEÑOR de los ejércitos.
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno; porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto a medir.
Esto empero digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra abundantemente, segará también abundantemente. Cada uno como propuso en su corazón, así dé, no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, para que, teniendo toda suficiencia en todas cosas, abundéis para toda buena obra. Como está escrito: Esparció; dio a los pobres; su justicia permanece por siempre. Y el que da la simiente al que siembra, también dará pan para comer; y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia; Para que, enriquecidos en todo, abundéis en toda liberalidad, la cual obra por nosotros acción de gracias a Dios. Porque la administración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, mas también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; Que, por la experiencia de esta administración, glorifican a Dios por vuestra sujeción que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra distribución para con ellos, y para con todos; Y por la oración de ellos por vosotros, los cuales os anhelan de corazón a causa de la abundantísima gracia de Dios en vosotros. Gracias a Dios por su inefable don.
Y SERÁ que, si oyeres diligentemente la voz del SEÑOR tu Dios, para guardar, para poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también el SEÑOR tu Dios te pondrá alto sobre todas las gentes de la tierra; Y vendrán sobre tí todas estas bendiciones, y te alcanzarán, cuando oyeres la voz del SEÑOR tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.
4 Bendito el fruto de tu vientre, y el fruto de tu bestia, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Bendito tu canastillo y tus sobras. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. Pondrá el SEÑOR a tus enemigos que se levantaren contra tí, de rota batida delante de tí: por un camino saldrán a tí, por siete caminos huirán delante de tí. Enviará el SEÑOR contigo la bendición en tus graneros, y en todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. Confirmarte ha el SEÑOR por pueblo suyo santo, como te ha jurado, cuando guardares los mandamientos del SEÑOR tu Dios, y anduvieres en sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre del SEÑOR es llamado sobre tí, y te temerán. Y te hará el SEÑOR sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, y en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que juró el SEÑOR a tus padres que te había de dar. Abrirte ha el SEÑOR su buen depósito, el cielo, para dar lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas gentes, y tú no tomarás emprestado. Y te pondrá el SEÑOR por cabeza, y no por cola: y estarás encima solamente, y no estarás debajo; cuando obedecieres a los mandamientos del SEÑOR tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas. Y no te apartes de todas las palabras que yo os mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos para servirles.
- Social
(Proverbios 3:4; Lucas 2:52; Ester 2:15)
Así hallarás gracia y buen entendimiento en los ojos de Dios y de los hombres.
Y Jesús crecía en sabiduría, y en estatura, y en favor para con Dios y de los hombres.
Y llegado que fue el tiempo de Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, que él se había tomado por hija, para venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres: y ganaba Ester la gracia de todos los que la veían.
Bendita Esperanza
Jesús viene otra vez para reunir a todos sus santos para estar con Él.
(1 Corintios 15:51-52; 1 Tesalonicenses 4:16-17)
He aquí, un misterio os digo: Todos ciertamente no dormiremos; mas todos seremos cambiados. En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta; porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados.
Porque el Señor mismo con clamor, y con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero: Después nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor.
El Reino Milenario de Jesús
Las Escrituras prometen el regreso de nuestro Señor Jesucristo con sus santos del cielo para gobernar y reinar por mil años en la tierra.
(2 Tesalonicenses 1:7; Apocalipsis 19:11-16, 20:1-6)
Y a vosotros que sois atribulados, reposad con nosotros, cuando sea revelado el Señor Jesús del cielo con sus ángeles poderosos.
Y vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco; y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, y en justicia juzga y guerrea. Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas coronas, y tenía un nombre escrito que ninguno conocía, sino él mismo: Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre, y su nombre es llamado La Palabra de Dios. Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco, y puro. Y de su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira de Dios Todopoderoso. Y en su vestidura, y en su muslo, tiene un nombre escrito: REY DE REYES, Y SEÑOR DE SEÑORES.
Y VI un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Y le arrojó al abismo, y le encerró, y selló sobre él; porque no engañase más a las naciones hasta que los mil años fuesen cumplidos, y después de esto, es necesario que sea desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado el juicio: y vi las almas de los que habían sido degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni a su imagen, y que no habían recibido su marca en sus frentes, ni en sus manos; y vivieron, y reinaron con Cristo mil años. Empero los demás muertos no tornaron a vivir, hasta que fueron cumplidos los mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección: la segunda muerte no tiene potestad sobre los tales: antes serán sacerdotes de Dios, y de Cristo, y reinarán con él mil años.
Después de esto, habrá un cielo nuevo y una tierra nueva.
(Apocalipsis 21)
Apocalipsis 21
1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. 5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. 9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. 10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, 11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. 12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; 13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas. 14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. 15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. 16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. 17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel. 18 El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio; 19 y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; 20 el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. 21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio. 22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. 23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. 24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. 25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. 26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. 27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
Matrimonio y Relaciones Sexuales
La Iglesia solo aprobará o llevará a cabo matrimonios entre un hombre y una mujer. Dios instituyó el matrimonio entre hombre y mujer como el fundamento de la familia, la estructura básica de la sociedad humana.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y serán una sola carne.
Dios ha ordenado que no se realice ninguna actividad sexual íntima que no sea en el contexto del matrimonio entre un hombre y una mujer.
(Génesis 19:5, 26:8-11; Levítico 18; Romanos 1:26-29; 1 Corintios 5:1, 6:9; 1 Tesalonicenses 4:1-8; Hebreos 13:4)
Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a tí esta noche? sácanoslos, para que los conozcamos.
Y sucedió que, después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los Filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que jugaba con Rebeca su mujer. Y llamó Abimelec a Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer: ¿cómo, pues, dijiste: Es mi hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella. Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado. Entonces Abimelec mandó a todo el pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá.
1 Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel, y diles: Yo soy Jehová vuestro Dios. 3 No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis en sus estatutos. 4 Mis ordenanzas pondréis por obra, y mis estatutos guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios. 5 Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová. 6 Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová. 7 La desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre, no descubrirás; tu madre es, no descubrirás su desnudez. 8 La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás; es la desnudez de tu padre. 9 La desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o nacida fuera, su desnudez no descubrirás. 10 La desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no descubrirás, porque es la desnudez tuya. 11 La desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, tu hermana es; su desnudez no descubrirás. 12 La desnudez de la hermana de tu padre no descubrirás; es parienta de tu padre. 13 La desnudez de la hermana de tu madre no descubrirás, porque parienta de tu madre es. 14 La desnudez del hermano de tu padre no descubrirás; no llegarás a su mujer; es mujer del hermano de tu padre. 15 La desnudez de tu nuera no descubrirás; mujer es de tu hijo, no descubrirás su desnudez. 16 La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirás; es la desnudez de tu hermano. 17 La desnudez de la mujer y de su hija no descubrirás; no tomarás la hija de su hijo, ni la hija de su hija, para descubrir su desnudez; son parientas, es maldad. 18 No tomarás mujer juntamente con su hermana, para hacerla su rival, descubriendo su desnudez delante de ella en su vida. 19 Y no llegarás a la mujer para descubrir su desnudez mientras esté en su impureza menstrual. 20 Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella. 21 Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová. 22 No te echarás con varón como con mujer; es abominación. 23 Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión. 24 En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, 25 y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores. 26 Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros 27 (porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); 28 no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros. 29 Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre su pueblo. 30 Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios.
Romanos 1:26‑29
Por lo cual Dios los entregó a afectos viles; porque aun sus mujeres mudaron el natural uso, en el uso que es contra naturaleza. Y asimismo los varones, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas varones con varones, y recibiendo en sí mismos la debida recompensa de su error. Y como a ellos no les pareció bien tener a Dios en su conocimiento, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; Siendo llenos de toda injusticia, de fornicación, de maldad, de avaricia, de malicia; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades.
SE oye por todas partes que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los Gentiles, tanto que alguno tenga la esposa de su padre.
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas.
1 Tesalonicenses 4:1‑8
RESTA, pues, hermanos, que os roguemos y exhortemos en el Señor Jesús, que de la manera que habéis recibido de nosotros de cómo debéis andar, y agradar a Dios, así abundéis más y más. Porque ya sabéis qué mandamientos os dimos por el Señor Jesús. Porque la voluntad de Dios es ésta: vuestra santificación; que os abstengáis de fornicación: Que cada uno de vosotros sepa poseer su propio vaso en santificación y honor; No con afecto de concupiscencia, como los Gentiles que no conocen a Dios: Que ninguno agravie, ni defraude en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os habemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios para inmundicia, sino a santificación. Así que el que menosprecia, no menosprecia a hombre, sino a Dios, el cual también nos dio su Espíritu Santo.
Honroso es en todo el matrimonio, y la cama sin mancha; más a los fornicarios, y a los adúlteros juzgará Dios.
Dios ha creado de manera maravillosa e inmutable a cada persona como hombre o mujer. Estos dos géneros distintos y complementarios juntos reflejan la imagen y la naturaleza de Dios.
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, y en las aves del cielo, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.